Puerto Rico comienza a plantearse los refugiados del clima

Emergen los primeros refugiados del cambio climático
 
Fecha de Publicación: 01/03/2018
Fuente: El Nuevo Día (Puerto Rico)
País/Región: Puerto Rico


Ante pronósticos de huracanes más intensos y el continuo aumento en el nivel del mar, crece la amenaza de un desplazamiento para los vecinos del caño Martín Peña
Los muros de contención en balcones y puertas se quedaron pequeños. Los bloques y paletas de madera sobre los que hay neveras, estufas y lavadoras tampoco cumplieron su propósito. Las inundaciones causadas por el huracán María fueron de tal magnitud que, indudablemente, el agua no tuvo competencia.
Pasó en las ocho comunidades aledañas al caño Martín Peña, en San Juan, a cuyos residentes las inundaciones no les son ajenas. Al contrario. Las conocen tan bien que han adaptado sus casas a ellas. Los muros de contención y los electrodomésticos elevados son solo dos ejemplos.
Sin embargo, el pasado 20 de septiembre, cuando María tocó suelo boricua, esas medidas de adaptación no dieron abasto, y el panorama se complica ante pronósticos de eventos atmosféricos más intensos y recurrentes.
“Es un tema bien sensitivo, pero en estas comunidades pudieran estar los primeros refugiados de cambio climático en la isla”, dijo el oceanógrafo Aurelio Mercado, profesor e investigador de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, quien lleva años advirtiendo sobre esta posibilidad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define a los refugiados o desplazados climáticos como aquellas personas que se ven obligadas a salir de sus lugares de origen a consecuencia del cambio climático. Esas consecuencias incluyen deforestación y desertización de hábitats o áreas de trabajo, aumentos drásticos en temperaturas y eventos naturales, como huracanes.
Según la ONU, en el mundo hay alrededor de 64 millones de refugiados climáticos y la cifra pudiera superar los 1,000 millones en 20 años.

Adaptación
Más que a conciencia, los vecinos del caño Martín Peña han tomado medidas de adaptación al cambio climático por necesidad, opinó Mercado. Su intención es proteger vida y propiedad. Pero, a la larga, son medidas que buscan retrasar o posponer su reubicación a zonas más seguras.
Esa, no obstante, es una posibilidad fuera del panorama para Gladys Peña, de 71 años y residente hace más de dos décadas en la comunidad Las Monjas.
María destruyó el techo de madera y zinc de la segunda planta de su casa. Abajo, en la puerta de entrada, hay un muro de contención de dos bloques de alto, pero el agua del huracán lo sobrepasó sin problemas. Lo último que hizo, contó, fue “un roto en la pared del baño para que el agua discurra, porque ya no tengo fuerzas para sacarla a cubo”.
“Pero yo no me quiero ir de aquí. Yo quiero reparar mi espacio. Tengo que subir más el piso para que las inundaciones no me sigan castigando. Los dos bloques ya no son suficientes”, dijo Peña.
En la comunidad Buena Vista Hato Rey, Rafael Torres, de 67 años, piensa diferente desde que María inundó –“nuevamente”– el complejo de apartamentos del que es dueño.
La estructura, de tres pisos, parece un fortín amurallado. Tiene muros de contención, de diversos niveles, a vuelta redonda y hasta en el interior. El patio,que solía estar al ras de la carretera, ahora es en cemento y tres pies más alto. Nada de eso evitó que el agua del huracán entrara.
“El agua se metió comoquiera. Creo que ya no voy a poder alquilar más el apartamento del primer piso, que de por sí ya era difícil de alquilar. Me tardaba dos o tres años en ocuparlo. Si puedo vender la propiedad, mejor… así salgo de este problema de vulnerabilidad por las inundaciones”, expresó Torres.

Las causas
Peña y Torres contaron que sus propiedades se inundan, aunque no llueva. Basta con que la marea suba para que el caño se desborde y afecte las estructuras. El problema de escombros, basura y relleno en el caño imposibilita que el agua fluya con normalidad.
Mercado también atribuyó estos episodios de inundaciones sin lluvia al cambio climático, específicamente al aumento en el nivel del mar, causado por la expansión del agua en los océanos y el derretimiento de los polos.
Agregó que el fenómeno no solo se da en el caño Martín Peña, sino también en “muchas” comunidades costeras o cercanas a cuerpos de agua, como Ocean Park y El Condado, en San Juan; Piñones, en Loíza; Juana Matos, en Cataño; y El Maní, en Mayagüez.
Explicó que, en estos sitios, el mar “está empujando la cuña de agua dulce hacia la superficie”, provocando inundaciones.
“Una vez el agua aflore permanentemente por encima del terreno, ¿cómo van a poder vivir ahí? A la larga van a desalojar, porque nadie puede vivir en una ciénaga. Las calles y casas se van a inundar”, reiteró Mercado.
En la comunidad científica hay consenso de que, para el año 2100, el nivel del mar habrá aumentado en 65 centímetros, lo que dejaría a ciudades total o parcialmente inundadas. Mercado resaltó que Puerto Rico no está exento de esa proyección y así lo demuestran mapas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
“Según vaya subiendo el nivel, estas comunidades se van a encontrar con inundaciones que no necesariamente provienen del mar, sino que afloran del terreno”, dijo Mercado.

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