India y la industria del carbón, economía sucia



La inversión de India en el carbón tiene los días contados

Fecha de Publicación
: 28/03/2015
Fuente: IPS
País/Región: India


En noviembre India anunció un plan para duplicar la producción de carbón a la friolera de 1.000 millones de toneladas por año antes de que termine esta década. Con ese fin, el gobierno de Narendra Modi decidió subastar 204 bloques de carbón en los próximos 12 meses.
De los primeros 32 bloques entregados en concesión el Estado obtuvo ingresos por más de 35.000 millones de dólares.
Junto con las subastas el gobierno decidió la desinversión de Coal India Limited (CIL), la mayor empresa extractora de carbón del mundo, con la venta de una participación de 10 por ciento en la firma, a principios de febrero. Otra empresa estatal, LIC India, adquirió 50 por ciento de las acciones, junto a un par de fondos de inversión internacionales y varias compañías indias. La medida le redituó al Estado 3.600 millones de dólares en ingresos.
Las subastas y la desinversión de CIL ofrecen un alivio a corto plazo para los problemas energéticos y fiscales del país, pero los inversionistas y el gobierno deberían evitar la inversión a largo plazo en el carbón por dos motivos.

Carbono incombustible
La realidad de que una gran proporción de carbón y otros combustibles fósiles se debe dejar en el suelo  es cada vez más evidente para las grandes empresas y los gobiernos de todo el mundo.
India y otros grandes emisores de carbono firmaron los acuerdos de Cancún, en México, que los comprometen a limitar el aumento de la temperatura de la superficie terrestre a dos grados Celsius. De esta manera, indicaron el descenso inminente en el uso de combustibles fósiles para evitar los peores impactos del calentamiento global.
Para alcanzar este límite en el aumento de la temperatura, 82 por ciento de las reservas mundiales conocidas de carbón no deberán extraerse, lo que equivale aproximadamente a 66 por ciento de las reservas de China e India, según un estudio publicado en la revista Nature.
Este carbono no combustible es lo que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático también destacó en su reciente informe sobre la mitigación del cambio climático.
Incluso la Agencia Internacional de la Energía (IEA, en inglés), que recibe constantes críticas por restarle importancia al papel de las energías renovables a favor de los combustibles fósiles y nucleares, declaró en 2012 que “no más de un tercio de las reservas comprobadas de combustibles fósiles podrán consumirse antes de 2050 si el mundo ha de alcanzar la meta de dos grados Celsius”.
El economista en jefe de la IEA, Fatih Birol, advirtió que “tenemos que cambiar nuestra forma de consumir energía dentro de los próximos tres o cuatro años” porque, de lo contrario, “en 2017 estarán comprometidas todas las emisiones que nos permiten mantenernos por debajo de los dos grados”.
Mientras que los países se preparan para firmar un acuerdo internacional vinculante en diciembre, en la Conferencia sobre Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas que se celebrará en París, las inversiones a largo plazo en el carbón corren un gran riesgo en esta economía de rápido crecimiento.
Incluso las declaraciones del presidente estadounidense, Barack Obama, durante su visita en enero a India, sugieren una presión diplomática para que el gobierno indio adopte más medidas sobre el cambio climático y reconsidere sus opciones de energía para el futuro inmediato.
El primer ministro Modi dejó en claro que no tiene intención de ceder a presiones externas, pero tampoco puede permitirse la ignominia de que India quede como el país que bloquea la acción climática de corte progresista en París.

El carbón alcanza la edad de jubilación, es hora de la energía renovable
Los últimos datos revelan que el consumo de carbón está disminuyendo en muchas partes del mundo, incluso en Europa en su conjunto y en Estados Unidos. Sorprendentemente, también China registró un pequeño pero histórico descenso en su consumo en 2014. El cierre de las plantas de carbón en las economías industrializadas cimentará esta tendencia en los próximos años.
El golpe más reciente proviene del mayor fondo de inversiones del mundo, ya que el Fondo Público de Pensiones Global de Noruega, con un valor de 850.000 millones de dólares, anunció en febrero que en 2014 dejó de invertir en 40 grandes empresas mineras de carbón por motivos ambientales y climáticos.
Además de la preocupación climática, la economía favorece cada vez más a las fuentes alternativas de energía, como la eólica y la solar.
El costo de la energía solar en India cayó a 10 centavos de dólar por unidad en 2014, un descenso de 61 por ciento en los últimos tres años, en comparación con el precio promedio de la energía convencional, como el carbón, que cuesta ocho centavos de dólar por unidad.
Junto con el drástico descenso en el costo de los equipos de energía solar, como los paneles, junto con los costos de operación, inversión y de mantenimiento, el camino está claramente abierto para que este tipo de energía alcance la paridad en 2017.
Mientras tanto, la energía eólica terrestre se convirtió en la forma más barata de generar electricidad en el mundo.
Según un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables, una organización de investigación intergubernamental, el costo de la energía solar y eólica ya es sumamente competitivo frente al de la electricidad generada por combustibles fósiles.
Los precios de los sistemas solares en los techos residenciales a pequeña escala también cayeron en el rango de 40 a 65 por ciento entre 2008 y 2014 en Europa y Estados Unidos.
¿Qué significa esto para el carbón en India? Si los números anteriores ofrecen una medida del futuro del sector de la energía, entonces las inversiones fuertes en carbón más allá de esta década equivalen al suicidio económico.
Las plantas de carbón, una vez instaladas, tienen una vida útil de al menos 30 años y, dada la volatilidad del mercado por los crecientes costos de la minería y los inestables acuerdos de suministro de combustible, es inevitable que los precios suban para los consumidores finales.
Muchos expertos en India aprecian esta realidad y el gobierno dio señales adecuadas en su búsqueda de energía renovable.
Con la meta de que la energía solar y eólica genere 165 gigavatios para 2022, este país se fijó el ambicioso objetivo de que la capacidad de generación de este tipo de energías alternativas aumente 60 por ciento para esa fecha.
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