Yasuní es un santuario de jaguares




La Reserva del Yasuní es un santuario de jaguares

Fecha de Publicación
: 16/09/2013
Fuente: El Comercio (Ecuador)
País/Región: Ecuador


¿El 'jaguar latinoamericano' pone en riesgo a su especie simbólica? Es una paradoja: Ecuador fue calificado por autoridades alemanas como el jaguar de la región por sus logros económicos, imagen usada ampliamente en el discurso oficial.
El parque Yasuní es un santuario de jaguares, pero la explotación de los bloques 31 y 43 anunciada por el Gobierno, puede alterar el frágil equilibrio de su ecosistema, donde viven hace miles de años. Al menos si se toma en cuenta la historia petrolera de las últimas décadas, caracterizada por la devastación de la selva y sus especies.
La evidencia de que esta Reserva cuenta con una densidad sorprendente de jaguares son 250 fotografías tomadas los últimos nueve años. En las tomas aparecen estos imponentes felinos, que pueden pesar hasta 300 libras, mientras se desplazan por los senderos abiertos en la Estación Científica Tiputini (ECT), de la Universidad San Francisco de Quito.
La Estación está dentro de la reserva de biósfera, se levanta en la ribera norte del río Tiputini, frente al Parque Nacional Yasuní. Al noreste de Orellana, a unos 280 kilómetros de Quito.
El jaguar es el felino más grande de América. Se estima que el rango de ocupación de este animal se ha reducido en más del 50% desde 1900, entre México y Argentina. Su hábitat ha decrecido por la cacería indiscriminada y la falta de alimento (venados, guantas...) por la pérdida de biodiversidad. Es una especie amenazada. Extinta en El Salvador y Uruguay.
Belice tiene la mayor densidad de jaguares del continente, entre 7 y 11, cada 100 kilómetros cuadrados. Pero, en una área no mayor a 5 kilómetros cuadrados, en los alrededores de la estación, se fotografiaron 21 individuos de esta especie, lo que ubicaría a esta región, de lejos, como el mayor santuario de jaguares del planeta.
¿Por qué es importante este felino? El jaguar es considerado una especie 'paraguas', empleada para medir la salud de un bosque, que ayuda a proteger indirectamente su biodiversidad. Los jaguares se mueven y cazan sus presas en una superficie de 100 kilómetros cuadrados, explica el biólogo Diego Mosquera, administrador de la ECT, mientras muestra al equipo de este Diario algunas de las fotografías, captadas por las cámaras trampa, que se activan con sensores de calor y movimiento.
La exposición es en el laboratorio de la Estación, enclavada en un bosque primario, aún alejado de la explotación petrolera. Las cámaras trampa capturaron otros tesoros de la fauna amazónica. Inéditos. Son 55 000 fotografías donde aparecen 63 especies: 27 tipos de aves y 36 mamíferos. Se observan pájaros trompeteros, ocelotes (tigrillos), pumas, pavas, venados, pecarís, capibaras, guatusas, armadillos gigantes, el extraño y poco conocido perro silvestre, monos...
Al siguiente día, junto al guía Ramiro San Miguel, nos adentramos por uno de los senderos que conduce a una torre de observación de pájaros y otras especies, a más de 40 metros de altura. En el recorrido no pudimos ver ningún jaguar, pero sí observamos las huellas de uno de ellos: sus garras aparecían marcadas en el suelo arcilloso, aún mojado por la lluvia de la víspera. "En las riberas del Tiputini he visto 13 jaguares", asegura, con gran orgullo, San Miguel.
La mañana es fresca, menos de 28 grados. En silencio caminamos por la selva, escuchando los cantos de las aves, que se mezclan con el ruido incesante de las cigarras, y decenas, cientos de sonidos de especies invisibles. San Miguel observa con agudeza las copas de los árboles. Señala monos titis, que juguetean o descansan. Cerca ubica tres monos araña.
Precisamente, el estudio de estos primates es parte de un proyecto, que ejecuta la estación hace 13 años. Comprende la investigación sistemática, con la participación de científicos y estudiantes de diversos países, del comportamiento de cinco especies.
Miguel García, biólogo español graduado en la Universidad de Alcalá, llegó hace tres meses a la Estación para trabajar en su tesis de maestría. Su investigación se enfoca en los monos araña (hay unos 30 especímenes). Para analizar su comportamiento, el biólogo, permanecerá un año en este lugar.
El segundo día de nuestra estadía, lo acompañamos a su trabajo de campo. Esta vez, empieza a las ocho de la mañana (normalmente comienza a la 06:00 y termina a las 18:00). García lleva un GPS, binoculares, una antena y una radio, que utiliza para localizar a uno de los monos titis, que tiene un collar con un transmisor. Se lo colocaron otros científicos para su estudio, como parte del proyecto primates.
Ubicar al simio y su grupo nos toma cerca de 50 minutos. La señal en la radio confirma su presencia en la copa de los árboles, a más de 30 metros. Al localizarlo, el biólogo anota todos los detalles en una agenda electrónica: hora, lugar, comportamiento...
"Normalmente sigo a un mono y su grupo todo el día. Esta especie es vital para preservar la selva. Son los principales dispersores de frutos, se comen semillas enteras y luego las dispersan. Siguen patrones: se separan y se juntan de acuerdo a la disponibilidad de frutos".

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