Cumbre de Copenhague: La resaca de la Cumbre






Los líderes intentan justificar Copenhague

Fecha de Publicación: 21/12/2009
Fuente: Público (España)
País/Región: Internacional


La resaca de la Cumbre de Copenhague continúa y los protagonistas intentan salvar su actuación de los últimos días. La canciller alemana Angela Merkel afirmó que los resultados del encuentro en la capital danesa son "un primer paso hacia un nuevo orden mundial del clima". "Quien menosprecie Copenhague se hace cómplice de los que frenan en lugar de avanzar", sostuvo en una entrevista publicada ayer en el dominical alemán Bild am Sonntag.
Desde el punto de vista de Merkel, prácticamente todos los representantes de las organizaciones ecologistas que asistieron a Copenhague para presionar a los líderes políticos son cómplices de retrasar un acuerdo para salvar el clima. WWF, Oxfam o Greenpeace han dejado clara su postura respecto al acuerdo. Esta última organización, insistía ayer en la inoperancia de los líderes en Copenhague a la vez que reclamaba la liberación de sus activistas detenidos entre los que se encuentra el director de Greenpeace España, Juan López de Uralde por colarse en la cena de gala de los jefes de Estado y de Gobierno para pedirles más acción y menos palabras.
"Quien menosprecie Copenhague se hace cómplice de los que frenan en lugar de avanzar"
Izquierda Unida lamentó el "tremendo fracaso sin paliativos" de la Cumbre de Copenhague y criticó a España y la UE por haber "cedido" y haberse adherido al manifiesto final de la cumbre, que no es vinculante y que no supone avances en la reducción de emisiones contaminantes. CCOO y UGT también se unieron al grupo de los "cómplices de los que frenan", en palabras de Merkel. Para ellos la cumbre ha resultado "fallida" por la "falta de ambición en los objetivos" y por no haber alcanzado un acuerdo "legalmente vinculante". Además, los sindicatos pidieron "liderazgo e iniciativa" a la presidencia española de la UE para combatir el cambio climático.

Asiáticos felices
Entre los que sí estaban contentos con lo acordado en Dinamarca se encuentran China e Indonesia, el primero y el tercer mayor emisor de gases con efecto invernadero (tomando en cuenta la deforestación en el caso indonesio). "La conferencia de Copenhague no es un punto de llegada sino un nuevo comienzo", dijo el ministro de Exteriores chino Yang Jiechi. Para continuar con las declaraciones grandilocuentes que han aderezado durante toda la Cumbre la falta de compromisos concretos, el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, afirmó que está satisfecho ya que su país ha tomado una postura incondicional para salvar la Tierra y a los niños de su país.
A falta de progreso presente, queda el consuelo de la esperanza en el futuro. Algunos creen que el paso del testigo a México podría ayudar a relanzar las negociaciones ya que este país se encuentra a medio camino entre los ricos y los pobres.
En Copenhague, la presidencia danesa ha sido acusada por Venezuela y Sudán de parcialidad en favor de los países más industrializados. México "podrá cumplir mejor la muy difícil tarea de volver a acercar los puntos de vista", dijo Kim Carstensen, director del área climática de WWF. La esperanza en que la siguiente cumbre del clima servirá para comenzar a tomar, por fin, decisiones concretas sobre la manera de frenar el calentamiento global se ha visto frustrada en anteriores ocasiones. En noviembre del año que viene, en México, se verá si los líderes por fin actúan o siguen hablando.

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Pese a las críticas, China celebra el acuerdo alcanzado en Copenhague

Fecha de Publicación: 21/12/2009
Fuente: ADN
País/Región: Internacional


El Ministerio de Asuntos Exteriores chino calificó de "importante y positivo" el acuerdo logrado en la Cumbre del Cambio Climático, y calificó de "falsas e irresponsables" las acusaciones que señalaron a Pekín y Washington como las grandes culpables de que no hubiera un pacto vinculante.
El titular de la cartera de Asuntos Exteriores chino, Yang Jiechi, se mostró anoche optimista sobre los resultados de la cumbre, y aseguró que China "continuará trabajando con el resto de la comunidad internacional" para hacer frente a los retos del mundo, incluido el planteado por el calentamiento global.
Por su parte, el portavoz del ministro, Qin Gang, resaltó la "transparencia" que China mostró en sus comunicaciones en Copenhague y negaba "pactos secretos" entre Pekín y Washington para salvar la cara de ambos.
"Algunos medios aseguran que el acuerdo no fue transparente porque se alcanzó secretamente entre EEUU y los países BASIC (Brasil, Sudáfrica, China y la India) sin consultar a otros países (...). Son comentarios que no son ciertos, irresponsables y con motivos ocultos", aseguró Qin, quien añadió que en las negociaciones, en las que participó el primer ministro, Wen Jiabao, China defendió desde el principio que los países pobres no han de tener obligaciones vinculantes, ya que Pekín opina que la responsabilidad histórica del cambio climático recae en los países más desarrollados.
La fuente oficial aseguró que el acuerdo de Copenhague es positivo porque mantiene responsabilidades diferenciadas entre naciones ricas y pobres, "da nuevos pasos para la reducción de emisiones de los países desarrollados" y obtuvo consenso en temas como la ayuda financiera y tecnológica. Qin concluyó señalando que la Cumbre de Copenhague "no es el final, sino un nuevo principio" para la lucha contra el cambio climático.
La cumbre en la capital danesa finalizó el sábado tras maratonianos debates, con un acuerdo de mínimos ofrecido por el presidente estadounidense, Barack Obama, y que según muchos medios de comunicación se "cocinó" en el encuentro que éste mantuvo con el primer ministro chino, informó la agencia Efe.
El acuerdo establece ayudas millonarias a los países en desarrollo para que aumenten sus programas medioambientales, y ordena a las naciones ricas que reduzcan emisiones, pero no establece cuotas, por lo que éstas deberán ser decididas en posteriores negociaciones (como las de 2010 en México).

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¿Al fin, qué se logró en Copenhague?

Fecha de Publicación: 21/12/2009
Fuente: BBC Mundo
País/Región: Internacional


Los delegados partieron de Copenhague sin lograr la mayoría de los objetivos que se habían propuesto.
Enfrentamientos, discusiones sin fin, desplantes, ojeras, enojos y finalmente... un acuerdo.
La esperada Cumbre sobre Cambio Climático de Copenhague -que se robó la primera plana de todos los medios durante más de dos semanas- produjo finalmente un texto, que para muchos es un avance significativo en la dirección correcta y para otros, un rotundo fracaso.
A dos días de alcanzado el acuerdo, y ahora que el frenesí generado por Copenhague ha dejado paso a la calma, BBC Mundo reflexiona sobre qué se logró realmente en los seis puntos contenciosos de la cumbre:

-Temperatura. El acuerdo reconoce que para evitar consecuencias catastróficas, el aumento de la temperatura no debe sobrepasar los 2ºC (algo que esperaban la mayoría de los países, pero que desilusiona a otros como las Pequeñas Islas Estado, y a otros países vulnerables que fijaban la meta en 1,5ºC).
Sin embargo, tal como está expresado en el documento, no se plantea este límite como un objetivo formal ni tampoco cómo será alcanzado. Sólo reconoce y acepta el punto de vista científico.
-Emisiones de CO2. El acuerdo no fija un año en el que las emisiones deben llegar a su punto más alto para luego iniciar su descenso. Tampoco indica en cuánto se deben reducir las emisiones. Los países deberán anunciar en qué porcentaje reducirán sus emisiones para 2020 el 1º de febrero de 2010 . El acuerdo tampoco menciona metas para 2050.
La fijación de plazos y porcentajes era una de los puntos claves que muchos esperaban estén incluidos en el texto del acuerdo.
-Ayuda financiera. El acuerdo promete aportar US$30.000 millones durante los próximos tres años para ayudar a los países en desarrollo a mitigar los efectos del cambio climático. También promete un fondo -financiado por los países ricos- de US$100.000 millones para 2020.
Sin embargo no está claro de dónde provendrá el dinero, cómo se lo entregará, ni quiénes serán los beneficiarios.
Según señala el corresponsal de la BBC Roger Harrabin, esta suma de dinero que los países ricos han puesto sobre la mesa es la mitad de lo que algunos organismos de la ONU consideran necesario.
El texto indica que estos fondos "están destinados a los países en desarrollo más vulnerables", algo en lo que no están incluidos la mayoría de países de América Latina. También dice que aquellos países que se opusieron al acuerdo podrían no recibir dinero.
Cabe recordar que Bolivia y Venezuela, por ejemplo, fueron algunos de los más acérrimos detractores del acuerdo.
-Transparencia y verificación. El texto indica que las promesas de los países ricos en cuanto al recorte de sus emisiones serán sometidas a un estricto escrutinio, tal y como lo establece la convención marco sobre cambio climático de la ONU.
Mientras que los países en desarrollo deberán entregar informes nacionales sobre sus recortes aplicando una metodología "que respetará la soberanía nacional". Pese a ser el país más contaminante del mundo, China aún está considerado un país en desarrollo.
En este sentido, EE.UU. exigía verificar que China esté cumpliendo con sus promesas, algo que el tratado no establece con claridad.
-Estatus legal. El acuerdo aceptado en Copenhague no es vinculante. Esto significa que ninguno de los países que lo reconocen está en la obligación legal de cumplir con lo que establece su texto.
Para muchos países en desarrollo y organizaciones ambientalistas esto le quita cualquier validez.
-Deforestación. El acuerdo promete "financiamiento considerable para evitar la deforestación". Esto es un punto importante dado que más del 15% de las emisiones de CO2 se deben a la destrucción de los bosques.
El texto del acuerdo reconoce "el papel crucial de la reducción de emisiones a través de la deforestación y la degradación de los bosques (…) y la necesidad de aportar incentivos que ayuden a tales acciones, como el establecimiento inmediato de mecanismos como los REDD (…)".
Parte de los puntos del texto sobre la financiación hacen referencia explícita a cómo el dinero internacional se destinará a proyectos de REDD.

Fábrica en Copenhague
Para América Latina (nueve países de América del Sur comparten el Amazonas. Además, México y América Central tienen importantes zonas boscosas) esto no puede sino ser una buena noticia.
En líneas generales, señalan Tom Brookes y Tim Nuthall, de la Fundación Europea del Clima, en un artículo publicado en la BBC, y más allá de las críticas, algo que se le debe agradecer a la cumbre es que al menos ya no quedan dudas de que el cambio climático se ha convertido en un tema central de la discusión política para todos los países.
Y por otra parte, la conciencia pública sobre el cambio climático ha aumentado de forma masiva, y tanto para los países desarrollados como para aquellos en desarrollo, el futuro apunta una economía baja en carbono.
Copenhague habrá llegado a su fin, pero dada la cantidad de temas que el acuerdo ha dejado sin resolver los líderes mundiales deberán continuar debatiendo las políticas para hacerle frente al cambio climático por largo rato.

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Brasil responsabiliza a EEUU del fracaso de la cumbre

Fecha de Publicación: 21/12/2009
Fuente: Europa Press
País/Región: Internacional


El ministro de Medio Ambiente brasileño, Carlos Minc, acusó este lunes a Estados Unidos de dificultar la consecución de un acuerdo vinculante en la Conferencia sobre Cambio Climático de Copenhague por supeditar el compromiso con el medio ambiente a sus intereses económicos.
"Hoy es un día triste, de mucha frustración porque lo aprobado no contribuye a la urgencia mundial de establecer controles en defensa del medio ambiente", dijo el ministro.
El titular de Medio Ambiente brasileño indicó que Washington evitó comprometerse oficialmente con la reducción de gases de efecto invernadero y rechazó suscribir el acuerdo de Kioto, vigente hasta 2012, pese a ser uno de los países más contaminantes del planeta.
Sin embargo, el funcionario carioca aplaudió el apoyo de Estados Unidos a la creación de un fondo de ayuda a los países en vías de desarrollo de 30.000 millones de dólares (29.962 millones de euros) entre 2010 y 2012 y de una aportación anual de 100.000 millones de dólares (69.875 millones de euros) entre 2013 y 2020.
Las críticas de Brasil se suman a las del resto de países latinoamericanos asistentes a la Conferencia de Copenhague que calificaron de "desastre" el acuerdo firmado por una minoría de países, por considerar que desoye las necesidades del subcontinente y pone en riesgo la supervivencia de varios de sus estados.
En consecuencia Minc aseveró que fueron 12 días de reuniones en los que no se logró consenso alguno para la defensa del planeta y en los que "solamente se llegó a paliativos que no satisfacen ni enfrentan los riesgos que se ciernen sobre el mundo".
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva expresó su decepción por el documento firmado y señaló que en parte se debe a que los grandes países actuaron como los empresarios de su época de líder sindical, que se sentaban a la mesa de negociaciones despreciando a los trabajadores e intentando imponer sus decisiones.
Por su parte, el mandatario boliviano, Evo Morales, manifestó que el documento aprobado en Dinamarca es un "acuerdo antidemocrático" alcanzado "a espaldas de la mayoría".

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