Arrecifes coral del mundo mueren lentamente

Contaminación mata lentamente arrecifes coral del mundo

Fecha de Publicación: 01/10/2008
Fuente: Reuters
País/Región: Internacional



Delicados peces azules nadan alrededor del coral de forma similar a la cornamenta de un alce cerca del balneario mexicano de Cancún, pero viscosas manchas marrones proliferan por la contaminación en este arrecife, uno de los más grandes del mundo.
Partes del arrecife, inmerso en aguas turquesa, han muerto y en su lugar han aparecido algas, que se alimentan de los residuos que arroja el drenaje de la turística ciudad.
Arrecifes de coral como Chitales -ubicado cerca del extremo norte de una cadena de arrecifes que va desde México hasta Honduras- están muriendo en diversos puntos del mundo por el impacto de ciudades y sus pobladores sobre el medio ambiente.
El cambio climático por sí mismo podría causar la extinción global del coral hacia el 2100, dado que las emisiones de carbono calientan los océanos, haciéndolos más ácidos, según un estudio publicado en diciembre.
Pero problemas ambientales locales como la contaminación por aguas residuales y la pesca excesiva podrían acabar con gran parte de los arrecifes del mundo muchos años antes, dijo Roberto Iglesias, biólogo de una estación científica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el área.
"El efecto neto de la contaminación es el equivalente o tal vez mayor que el efecto del calentamiento global", dijo Iglesias, uno de los autores del estudio sobre el impacto del calentamiento global en los arrecifes.
Desechos como los dejados por los hoteles y los centros nocturnos de Cancún agravan la amenaza contra los arrecifes, al igual que la pesca descontrolada que merma la población de peces, que se alimentan de algas que en exceso dañan al coral.
Los arrecifes de coral están cubiertos por diminutos organismos llamados pólipos coralinos.
Los pólipos construyen los arrecifes a lo largo de miles de años al secretar carbonato de calcio, creando estructuras que pueden amortiguar el impacto que tienen los huracanes en la ciudades costeras, y que son un espacio vital para los peces.
Los pólipos también dan a los arrecifes los tonos rosas y púrpuras que fascinan a buzos y que impulsan el turismo en la Gran Barrera de Coral en Australia o los cayos de Florida.
Económicamente, los arrecifes generan miles de millones de dólares al año en turismo y pesca, según el grupo ambientalista Nature Conservancy.
En la últimas tres décadas, la cantidad de arrecifes cubiertos por coral vivo disminuyó alrededor del 80 por ciento, según la organización Global Coral Reef Monitoring Network.
Desde hace 25 años, en el Pacífico entre Hawai e Indonesia, los arrecifes han venido perdiendo el uno por ciento de su cobertura coralina anualmente.
Es difícil señalar cuánto del daño ha sido causado por el calentamiento global y qué tanto por factores locales.
Algunos instructores de buceo en Cancún están preocupados por el futuro de su oficio. Jorge Olivieri, que por 16 años ha llevado turistas a bucear en la zona, dijo que algunos arrecifes están tan dañados que no se requiere ser experto para notarlo.
"Sigue habiendo peces, sigue habiendo coral pero ya no es lo que era antes", dijo Olivieri.
Con la lucha contra el calentamiento global fuera de su alcance, las autoridades locales podrían trabajar sobre problemas como el desecho de aguas negras y la pesca excesiva.
"Las únicas cosas que podemos manejar en este punto son los factores locales, y son absolutamente críticos", dijo Drew Harvell, biólogo de la Cornell University en Estados Unidos.
A finales de la década de 1960, Cancún sólo era un deshabitado corredor de arena blanca en el extremo de la península de Yucatán.
Pero después funcionarios mexicanos, sedientos de monedas foráneas, diseñaron un plan para transformar la zona en una seductora trampa para turistas.
Actualmente millones de turistas abarrotan los hoteles que cubren el corredor, incluyendo los recesos de primavera de Estados Unidos.
La infraestructura no ha logrado mantener el ritmo de la expansión urbana de Cancún. Las aguas de la laguna aledaña al corredor hotelero son turbias, despiden un olor fétido, y ya nadie nada ahí salvo los cocodrilos. "Es como asqueroso", dijo Leah, una estudiante estadounidense de 19 años.
Más allá de la laguna, análisis a las aguas del mar de Cancún muestran que los niveles de químicos por desechos humanos aumentaron de manera continua en la última década, dijo Jorge Herrera, biólogo de un centro de investigación del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en la cercana Mérida.
Los crecientes niveles de fosfato, que fomenta el crecimiento de las algas, están alterando el delicado balance que requiere el coral para prosperar, dijeron científicos.
Pero según la máxima autoridad ambiental en Cancún, Rodrigo Hernández, la ciudad trata la mayoría de sus aguas residuales.
"Realmente está controlado", dijo.
Pero las plantas de tratamiento no limpian las aguas negras lo suficiente para que no afecten al coral, al remover bacterias dañinas para humanos pero no químicos como los fosfatos.
Las aguas tratadas se depositan en el subsuelo, pero se filtran hacia la laguna y el océano a través de poroso terreno, dijeron especialistas.

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