La humanidad se comporta como una plaga

"La humanidad se comporta como una plaga de langostas"

Fecha de Publicación: 18/03/2008
Fuente: Clarín (Argentina) - Por: Alejandra Rodríguez Ballester
País/Región: Internacional


En su último libro se plantea cómo se recuperaría el planeta si se murieran todos los humanos. Y dice que es urgente bajar la cantidad de población.
Su planteo es más radical que el de la película Soy leyenda basada en la novela de ciencia ficción de Richard Matheson, que imagina las peripecias del último ser humano vivo en la tierra. Alan Weisman partió de una pregunta más drástica. ¿Cómo sería el mundo si la humanidad se extinguiera ya mismo, de manera absoluta? El resultado, su libro Un mundo sin nosotros, trepó de manera acelerada en la lista de best sellers en los Estados Unidos el año pasado y ya se tradujo a treinta idiomas.
¿Cuánto durarían, sin el hombre, las ciudades, los puentes, los rascacielos? ¿Volverían los grandes animales prehistóricos, como el mamut o el tigre dientes de sable, a poblar la tierra? ¿Se recuperaría la naturaleza al desaparecer su mayor depredador? Weisman combina escenarios futuros e interrogantes sobre la evolución humana, entrevistas con científicos capaces de recomendar que se almacene el conocimiento en los polos ante la inminente extinción del hombre y viajes a sitios recónditos que son como laboratorios de anticipación.
De paso por Buenos Aires para presentar su libro, Weisman confiesa que se hizo adicto a la yerba mientras grababa documentales en Misiones y asegura que fue el mate lo que logró mantenerlo despierto mientras escribía.

-Su libro mira a un posible futuro. ¿Estamos cerca de que desaparezca el ser humano?
-Mi escenario es el menos posible. Hay una posibilidad real pero remota de que desaparezcamos la semana próxima. Es tan preocupante lo que está pasando con la ecología que la gente no quiere leerlo. Yo los mato a todos de repente y así acabo con el temor. Pero por la magia de la literatura pueden ver algo de cómo va a ser el futuro.

-¿Cómo se le ocurrió dar vuelta la tradicional pregunta por el medio ambiente?
-La idea surgió de un artículo mío sobre Chernobyl, cinco años después del desastre, donde narraba cómo la naturaleza avanzaba sobre las casas abandonadas, incluso en una zona tan contaminada. La naturaleza puede volver, en el libro quise dejar la imagen de una naturaleza restaurada.

-¿Al desaparecer la humanidad el mundo volvería a ser como en la época prehistórica?
-Sería parecido y distinto, porque ya hemos extinguido algunas especies cuyos genes no van a volver. Pero ha habido varias extinciones en la historia. Hace 250 millones de años se acabó el 95% de las especies del mundo. Hubo una erupción volcánica que duró un millón de años y un asteroide chocó con lo que hoy es la Antártida. Sin embargo, nuevas especies ocuparon los nichos que dejaron libres las antiguas, y llegamos hasta los dinosaurios.

-Usted plantea soluciones drásticas al problema de la destrucción del medio ambiente. Recomienda la política de "un solo hijo" como los chinos. ¿No es polémica su propuesta?
-No. Evito poner soluciones y sugerencias en todo el libro, excepto al final. Enfrento al lector con hecho tras hecho, dejo que saque sus conclusiones. Al final doy un hecho más: que cada cuatro días hay un millón más de personas en la tierra. Y expongo este tema del control de población, que tuve que restringir por cuestiones políticas, por reparos de izquierda y de derecha. La derecha ataca el control de población por razones vinculadas al aborto y la religión. La izquierda, porque los países pobres opinaban que los países ricos trataban de controlarlos a través del control de la natalidad. Estados Unidos hizo muchos experimentos en Puerto Rico, esterilizando a las mujeres, experimentando con medicamentos.

-Entonces está de acuerdo en que es polémica su propuesta.
-Sí, pero esto que comento no está en el libro. Me he entrevistado con cantidades de ecólogos, que saben que en la historia de la biología, cada vez que una especie crece más allá de los recursos de los que depende, cae su población.

-¿Es correcto pensar que la especie humana se comporta como una plaga?
-Posiblemente. Tomemos el ejemplo de una plaga de langostas: llegan a una zona agrícola, acaban con toda la comida y luego se mueren de hambre. Esa es la situación. Tuvimos la sensación, en el siglo XX, de que habíamos superado ese problema, pero lo postergamos. La medicina después de Pasteur hizo sobrevivir gran cantidad de gente. En segundo lugar, supimos cómo cultivar más y se pensó que esto acabaría con el hambre. Pero nuestra población se duplicó y se volvió a duplicar. ¿Cómo expandimos nuestra alimentación? Acabando con el medio ambiente, acabando con los bosques, para sembrar. Funcionó, pero terminamos con el habitat que necesitan muchos animales de los que dependemos. Y hemos forzado la tierra químicamente. Estamos llegando hasta el límite.

-¿Hay una salida?
-Siempre encuentro gente imaginativa, gente creativa que no quiere dejar que muramos todos. Si todos intentaran, como intentaron los chinos, tener un hijo por familia volveríamos en un siglo a la población del siglo XIX. Eso dejaría espacio para otras especies. Y va a pasar porque o nos controlamos nosotros o la naturaleza nos va a controlar de manera terrible.

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